Yo solo,
ante el espejo,
ejercito la risa.
Entre otras cosas para no perderla de vista.
Ejercito y practico...
... en definitiva
el humor estímulo...
y pícaramente sonrío...
Intento salvar mi culo
para que mi Mr. Hyde particular
permanezca oculto
y en sociedad
escurrir el bulto.
La breve dosis de cinismo que conlleva la educación
es inevitable, sinuosa y a vaeces exhasperante.
Cansado y mareado
vuelvo a casa:
el espejo, Dios, mi soledad,
mis circunstancias y la risa.
año 2001
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